Vivir solos, morir solos (libre)

El viento simulaba ser un conjunto de pequeñas dagas, sentia como cortaba contra mi cara, tan seco y arido. Amaino cuando caminando entre en aquella bastarda ciudad en donde tenias que tener mil ojos para que no te rebanaran el pescuezo. Al menos los rufianes nos conociamos entre nosotros, por eso era que gozabamos de cierta..tranquilidad.

Con las ropas salpicadas de sangre, pues recien acababa de finiquitar una mision, avance firme por la larga calle repleta de usureros. Ignore a todos los que me dirigian la palabra y me dirigi directamente al que me tenia que pagar.

-la mision se ha realizado con exito-
Murmure con los ojos blanquecinos despertando la curiosidad del contrario.

-¿Por que tus ojos son tan blancos?-

-Mi dinero-

Le recorde con clara amenaza en mi voz. El hombre intuyo que no debia realizarme preguntas y me alargo una bolsita repleta de oro. La movi cerca de mi oido contando mentalmente las monedas por el sonido que esta hacia y sin mas me largue de su establecimiento, en busca de un nuevo cliente.

Abri mis fosas nasales pues habia un olor extraño en el ambiente, perfectamente desconocido, si algo conocia eran todos los olores del lugar, y este era...diferente, casi divino.

No me importaba, no era asunto mio, asi que lo ignore tratando de sofocar aquel olor con algunos pensamientos hasta que me tope con alguien, precisamente el origen de ese olor.
Me quede callado, su aroma no era de ninguna criatura a la que estaba acostumbrado a tratar y si habia visto belleza, pero no tanta como la de el por lo que no pude evitar quedar embelesado durante unos instantes. ¿Eran sus ojos de oro? Sus labios parecian ser de fresa.

Movi ligeramente mi cabeza buscando despejarme.
-¿Desea algo?- pregunte directo guardando la bolsa de oro bajo mis ropas. Si era un posible cliente, por sus ropas debia tener bastante dinero asi que podria tratar de ser “amable” un rato –Elessar, para servirle en lo que guste..- incline mi rostro por cortesia esperando la respuesta del contrario. De reojo podia ver, como los demas miraban a ese joven con casi adoracion, hecho que me turbo un tanto.

Fije nuevamente mis ojos en el joven de aspecto delicado que portaba adornos de un principe en muñecas, orejas y cuello. Me pregunte que haria un principe por estas tierras y como es que habia llegado hasta aqui sin que alguien lo hubiese robado, violado o asesinado y de ser asi, me cuestione tambien el por que requeria mis servicios de guardaespaldas cuando era evidente que algun secreto escondia para protegerse el solo.

De nuevo, daba igual..me ofrecia dinero y no habia cantidad fija, con lo cual no pense demasiado la respuesta.
-Acepto el trabajo- respondi escueto evitando fijarme demasiado en sus ojos de oro pues sentia como si al mirarlos demasiado pudiera caer en algun misterioso hechizo. La curiosidad crecia a medida que el contrario realizaba sutiles movimientos, cualquier gesto, esa calidez que trasmitia su sonrisa y que me turbaba, denotaba que no era de este mundo.

-Bien Baldr...y ¿A donde desea que lo acompañe?- interrogue al joven antes de emprender el paso calmado hacia el exterior del lugar -sera mejor que nos movamos, este lugar no es seguro y estoy en minoria- dijo en un tono apatico y frio. Razon no me faltaba, mostre la espada que mi capa oscura ocultaba por si a los presentes les apetecia enfrentarse conmigo, aunque los que por alli rondaban eran demasiado cobardes.

Deje que el chico misterioso se adelantara un poco sobre mis pasos, guardando sus espaldas como era mi cometido. Era mi primer trabajo de este tipo, estaba mas acostumbrada a quitar la vida en lugar de preservarla. La mision de hoy seria tranquila y por una vez, no estaba mal. Aun asi observaba cada movimiento milimetrico de los que a nuestro alrededor estaban evitando no centrarme en ese chico de cabellos azules por que al mirarlo me hacian sentir cosas que mi cuerpo no asimilaba.

No supe en que momento las calles parecieron vacias, no habia sido obra mia asi que debio ser obra del joven, no quedaba mas opcion y mi curiosidad crecio desbordandose. Guardo la inminente pregunta para otro momento. Llegaron al supuesto destino, un lago de tradicion amarga pero que para mi era tan solo un pequeño rincon de paz.

Cometi el error de mirarlo en el momento en el que me sonrio y por primera vez la confusion se apreso de mi ojos, mas no me de mi rostro.
-¿Que eres?- pregunte y mi voz sono curiosa como la de un niño que pregunta a su padre, cosa que jamas yo hice -no eres ninguna criatura que yo haya conocido- me acerque y le mire de frente interrogante con la mirada -hemos llegado al destino solicitado...¿se acabo aqui la mision?- de nuevo la racionalidad se hizo presa de mi y de mi bolsillo.

Fuera lo que fuera el joven de ojos dorados no se me escapaban cada una de sus espresiones cada una mas dulce que la anterior, mas hermosa, era totalmente...o quizas, lo mas perfecto que jamas habian visto mis ojos y no habia cosa que me mosqueara mas. Mis ojos se abrieron al escuchar esa exclamacion a medias.

-bien...una..bolsita de oro le parece conveniente?- pregunte mostrando un recelo mas grande que el dinero que tan facilmente me habia ganado. Demasiado facil, rondaba en mi mente y entonces se presento. Una deidad hijo de Odin y paso algun tiempo antes de que mi mente pudiera aceptar aquello. Me senti tan pequeño, tan debil...no era por que me temieran el por que no se habian acercado si no por que ellos conocian quien era el..y el seguramente habia usado su poder.

Una mueca ironica se congelo en mi rostro.

-Tres monedas de oro por ser un dios- dije manteniendo aquel rostro congelado, inerte y distante. ¿Y si el veia como ofensa mis palabras y contratacaba con su furia divina? En ese momento un pensamiento se cruzo por mi cabeza, morir a manos de un ser tan bello seria incluso una bendicion.

La confesion del dios me dejo algu turbado pero rapido ate cabos, siendo el dios de la gentileza y la hermosura su poder vendria deribado de aquellas cualidades, pero no me senti hechizado pues de haberlo estado no habria reaccionado y lo habria adorado como el dios que era. Entonces ¿que necesidad tenia de decir que no habia usado sus poderes?

-eso no me preocupa- dije con frialdad -y dije tres monedas no tres bolsas- puntualize emitiendo un lento suspiro al final dispuesto a preguntarle si tenia algun defecto congenito en mi rostro o algo parecido pues aquel dios no paraba de mirarle de extraña manera. Inclusive le resulto que lo miraba....como hace tiempo solo una mujer lo miro, aquella que lo cuido en su niñez.

Aquellos pensamientos se vieron rapidamente interrumpidos cuando vi como aquel joven de cabellos celestes se sentaba sobre una tortuga de tierra que aparentemente podia simular ser una roca. Esta se movio y tiro al dios al agua, fue bastante comico y a pesar de ello no senti el impulso de reir, quede inmutable observando de reojo como la tortuga se marchaba.

Avance hacia Baldr adentrandome tambien en las aguas para tomarlo por los hombros, con facilidad e incorporarlo. Mi trabajo no habia terminado hasta que me diera el oro y mi mision era protegerlo de cualquier peligro inclusive los elementales como el agua.
-puedo entender por que necesita de un guardaespaldas- dije separando las manos de sus hombros y desabrochando mi capa me la quite para ponersela al dios sobre sus hombros -desconzco si los dioses se enferman, pero no me gusta correr riesgos- dije con parca voz cogiendolo del brazo con brusquedad, pues de otra manera no sabia como tratar a las personas, para sacarlo de aquel lago.

Otra disculpa mas que no entendia por que me la ofrecia, se comportaba muy raro conmigo, quizas solo era asi con todos, no debia olvidar de quien se trataba, del dios de la gentileza...y si pudiera tener a alguien asi a mi lado, tan gentil que consiguiera derretir mi capa de frialdad...pero el miedo, el odio y la ira me dominaban, mas fuertes que nada.

Impasible lo segui por la cueva, siempre alerta...no habia lugar seguro cerca del lugar en donde nos encontrabamos y en una cueva muchas sorpresas desagradables podian aguardar.
Escuche un movimiento extraño y rapidamente atraje nuevamente del brazo al dios hacia ami, dejandolo a espaldas mias.
-aguarde- susurre usando mi percepcion vampirica para encontrar al posible enemigo. Con rapidez me dirigi a la criatura desenvainando la espada solo cuando la encontre para de un movimiento cortar en dos a la criatura. Un duende asesino, morador de este tipo de cuevas y que asaltaba a todo aquel que pasase por ellas.

Sangre en las paredes, en mi rostro y en mis ropas. Recogi un poco con mis dedos y la lleve a mis labios escupiendola poco despues, era una sangre nefasta y no estaba tan desesperado como para beber de ella.

Me gire y volvi junto con Baldr -ahora el camino esta despejado, puede continuar- dije manteniendo una distancia prudencial con el pues no deseaba mancharlo con mi sangre, o que el olor de la misma lo disgustara, era demasiado impuro ahora para tan siquiera caminar a su lado por lo cual me hize a un lado y deje que emprendiera nuevamente el paso.

Evite meterme en la mente de ese dios, por los poderes de vampiro podia hacerlo, pero seria una falta de respeto que podria costarme caro, asi que me centre en la mision como habia estado haciendo durante todo el camino, con estocidad, sin hacer caso de sus generosas dotes de belleza, ni de sus gestos, ni de sus acciones..

Pero esta vez por mas voluntad que tuviera no pude evitar ni rechazar la ayuda que me tendia.
Me quede mudo apenas respirando mientras me retiraba la sangre del rostro, manos y ropa. No entendia por que hacia tal cosa, tanto que al final mis palabras se hicieron mas fuertes que mis pensamientos.

-¿Por que haces esto? ¿Por que te portas tan diligente con un simple mercenario?- cuestione con rostro y mirada indiferente mas luego comprendi que mi pregunta habia sido una estupidez pues si se comportaba asi era por que era el dios de la gentileza tal y como habia dicho antes.
Me gire y preferi no escuchar su respuesta por lo que segui caminando en direccion a la salida de la cueva.

-Sera mejor que me siga, apresurese- dije con el ceño fruncido y el rostro duro, con la mano en la empuñadura de la espada por si acaso necesitaba usarla otra vez.

A priori tal pregunta me parecio ridicula, tenia una facil respuesta que estaba a punto de dar, de no ser por que aquel ser divino lo toco nuevamente, esto se tornaba hasta cierto punto macabro. ¿Que quiere? ¿Que quiere de mi? Mi madre..o la que tomaba su papel siempre me decia "no te mezcles con los dioses, son superiores, ellos hacen y deshacen a su antojo, no te mezcles, alejate" y en esta ocasion la codicia le cegó.

Cai en la cuenta, era un juego...bien, era una criatura mas, mi peso en el universo no llegaria ni a una milesima de gramo, ¿Era acaso su titere y el el manejador?
-Por supuesto señor..tengo muchos nombres..tambien soy llamado asesino- respondi con queda voz percatandome de que pude sonar impertinente -en cualquier caso estoy a su servicio, no se olvide- alegue percatandome del pañuelo que escondia mas no le di importancia.

-Dispenseme pero no suelo tratar con gente tan diligente y amable como usted- comente siguiendo el paso del peliazul que era gracil cual cisne -en realidad no trato con gente- zanje con una camuflado suspiro vislumbrando el final del tunel y aquella luz cegadora.

En realidad fuera un juego o no lo que ese gentil llevara entre manos..en realidad me veia necesitado de ello.

Las palabras del dios me dejaron de importar, yo sabia bien lo que era, no necesitaba que nadie me lo desmintiera o me lo recordara. Mire como tomaba mi mano con esa libertad, quedando mis ojos fijos en aquella momentanea union hasta que volvieron a fijarse en el rostro del dios.
Parecia que el contrario estaba perdido, jamas imagine que los dioses pudieran ser tan “humanos”, en realidad ¿Lo eran?

Fueron el oro de sus ojos lo que me hizo perder la concentración, ese repentino abrazo que hizo que mi corazon, pese a que desconocia tenerlo, latiera de una forma que hacia tiempo que no sentia.
Antes de comprender la pregunta, antes de saber nada y de intentar responder, la salida nos era taponada y esta quedaba a oscuras.

Mi cerebro reacciono, como siempre, antes que nada. Deshaciendome del abrazo de aquel ser, elimine con rapidez las criaturas que nos habian atacado y lo hice, nuevamente de manera sangrienta, mas esta vez, logre que ninguna gota de su sangre me cayera, no al menos en los labios pues seria mi debilidad.

Tras un suspiro un breve lapso de tranquilidad volvi al dios.
-Parece..que nos quedaremos..mas tiempo por aquí- murmure en lugar de explicar con voz segura y fria. Esos latidos, no los comprendia, en aquellos momentos no entendi, que de una forma rapida podriamos salir, al contrario, deseaba quedarme en la oscuridad, aunque el contrario no viera nada. Casi era mejor asi, podria tomarme un respiro.

Ahora comprendio el verdadero afan de Baldr, estaba interesado en mi…y me resulto improbable pese a los claros indicios.
-Lo siento, debi…haber prevenido tal ataque- murmure afligido al hacer mal un trabajo del cual me vanagloriaba.

El nuevo abrazo me incito a soltar un suspiro quedo, anhelante..en esos momentos parecio como si toda mi pena hubiera sido borrada. ¿Seria fruto de su bondadoso y genitl poder? Cerre mis ojos y un estremecimiento se apodero de mi cuerpo cuando su aliento impacto sobre mi nuca, mis ojos se volvieron a abrir pero impresionados. Esta vez, no quise detener esa accion, tampoco quise que se acabara, pero no dije mas nada. Guarde en silencio girando el rostro para observar como el contrario buscaba una solucion a nuestro contratiempo.

Decidio levantarse tras recuperarse del leve momento de turbacion, como con el no hubiera pasado nunca nada y camino hasta el dios guardando una prudencial distancia, pues el aroma de la sangre divina inundo mis fosas nasales. Mis pupilas se dilataron y su color azul se aclaro hasta se casi plateado, pero tan solo durante unos instantes. Logre controlarme a tiempo y armarme de manor al cogerle la mano y caminar con rapidez hacia la salida que Baldr habia encontrado.

El dulce aroma, tentador, se desvanecio en cuanto salimos al exterior. Solte la mano del dios tras un tiempo y le di la espalda.
-vayase..- murmure mientras cruzaba mis brazos adoptando un firme pose aunque interiormente me encontrara confundido -no es necesario que me pague, no deseo su dinero, la mision ha terminado aqui...Baldr- las frias palabras salieron de mi boca camufladas de un miedo, a ser valorado, a ser tomado en cuenta y quizas amado.

Mi ceño se fruncio, una negativa era lo menos que esperaba por su parte, pero ¿Tenia derecho a contradecir a un dios? ¿A ganarme su enemistad? Seguia siendo un cliente, como otros...pero me estaba mintiendo, no era como los otros, era el primero..el primero que parecia querer algo bueno de mi. Aquella esencia que ni el mismo aire pudo disimular llego nuevamente, embotandome todo el sistema cerebrarl. Esta hambre que ni despues de mil presas podia calmar.

-...- me gire esta vez y lo vi de espaldas a mi. Mantenia su cabello sujeto, esa mata de pelo sedoso y celeste, dejando ver a su paso el niveo cuello del contrario. Mis puños se cerraron, se apretaron, la sangre broto de mis manos.

Rabia, pura rabia. Deseaba su sangre, deseaba comermelo y mientras mi mente se mantenia prudente sopesando los pros y los contra de aquello mi cuerpo fue mas rapido, avance hasta topar con el cuerpo del contrario. Rodeando la cintura del peliazul con un brazo logre que todo su cuerpo se pegara al mio provocando en mi interior algo asi como un choque electrico, como si dentro de mi hubieran miles de circuitos que reaccionaban ante aquel simple contacto.

La punta de mi nariz rozo su cuello, el olor era mas intenso, enloquecia al vampiro que llevaba dentro, la excitacion momentanea se fijo en mis pupilas, aclarandolas, volviendolas platinadas.
Al abrir mis labios, mis dientes ya habian crecido, dispuestos a probar bocado, pero estos, se quedaron a excasos milimetros cerca de su piel, incapaces de llegar mas allá. Como detenido en el tiempo, congelado, detuve toda accion excepto la mano que se cerraba y rascaba asi las ropas que apretaba.
-vayase antes de que cometa un grave error- dije en un susurro apagado, cerca de su oido. Mi rostro debio ensombrecerse, afligirse conforme soltaba el agarre y me alejaba de el -todo lo que toco, se vuelve sangre- asegure con cansancio, el esfuerzo de detener mis fuertes impulsos, esa bestia de sangre, me habian debilitado.

Quede noqueado, de la forma mas sorprendente y fascinante posible, no fueron sus palabras las que lo sorprendieron si no sus acciones. Tan obnuvilado estaba que se dejo guiar por aquel joven de aroma enviciante, dejo que este se sentara en su regazo y lo seduciera con el sabor divino de sus labios. Era como una dulce golosina pero no fueron sus labios los que mas lo reclamaron. De pronto Barld rasgo su piel y el aroma de la sangre mas dulce aun que sus labios se convirtio en la tentacion mas fuerte a la que jamas fue sometido.

No podia pensar tan solo jale de los cabellos al gentil que tenia en mis rodillas e incline asi su rostro dejando mas expuesta la herida. Sin dilacion lami aquel cuello sangrante para finalmente penetrarlo de un confiso bocado, buscando el inicio de aquella herida en su vena. En ese momento una descarga placenter tras otra se apodero de mi cuerpo como una melodia sin fin de pequeños orgasmos saboreados.

Mis ojos se nublaron volviendose plateados y de mi garganta manaron varios gruñidos puramente animales. Senti morir en la caida del paraiso y desee succionarle hasta la ultima gota de sangre, el debio preeverlo o al menos sentirlo cuando mis brazos rodearon su cuerpo con una fuerza y posesion.

Y sin embargo mi mente aun seguia cuerda.
"Por favor, detenme..no debiste hacerlo, por favor Barld..detenme o te matare y jamas podre perdonarmelo"
Aun asi segui saciandome, cayendo al suelo con el, dejando que mi cuerpo cubriera el suyo en el mismo fuerte y posesivo abrazo. Lo mas dulce que jamas habia probado..no queria que se extinguiera en mi voracidad sangrienta.